TAI CHI[1]
“El hombre sacrifica su salud por dinero, luego
sacrifica su dinero por recuperar su salud.
Esta tan ansioso por el futuro que no disfruta el presente; el resultado es que no vive en el presente o en el futuro, vive como si nunca fuera a morir y muere sin haber vivido realmente” Dalai Lama
Esta tan ansioso por el futuro que no disfruta el presente; el resultado es que no vive en el presente o en el futuro, vive como si nunca fuera a morir y muere sin haber vivido realmente” Dalai Lama
Hace algunos
años me encontraba muy frustrada e inconforme con mi vida, llena de angustia
por el futuro, me juzgaba estancada en lo profesional y sin poder definir mi
camino para lo porvenir. Fue entonces cuando empecé a practicar Tai chi. Todo
empezó cuando un doctor le recomendó a mi madre hacerlo para disminuir sus dolores articulares y mejorar
su movilidad. Así que mi hermana y yo nos dimos a la tarea de buscar un
instructor para mi madre y terminamos practicándolo las
tres.
El Tai chi es
una forma de meditación en movimiento y fue mi primera práctica meditativa en
la vida. Consiste en movimientos lentos, controlados y armoniosos que se
ejecutan en secuencias denominadas formas y de las cuales aprendí a practicar
la forma 24 de la escuela Yang.
Desde fuera uno
podría pensar que realizar movimientos corporales lentos no resulta difícil
pero en el tai chi se requiere además de lentitud, precisión, gracia y fluidez
lo cual demanda toda tu atención y requiere un estado mental de vacío (ausente
se pensamientos y emociones) al cual debes conectar todo tu cuerpo.
Por ello,
nuestra práctica regular iniciaba con algún ejercicio de respiración y
relajación que te permitiera vaciar tu mente. Seguido de algunos movimientos de
chi kung orientado a disponer o dejar fluir la energía vital adecuadamente para
mejorar el estado físico general y facilitar la práctica de la forma. Aunado a
esto, nuestro maestro solía concluir con algún cuento corto o aforismo sobre el
cual debíamos meditar y con lo cual se convierte no sólo en un ejercicio físico
sino en un ejercicio de carácter mental y a la larga y con la práctica la
serenidad que adquieres durante su ejecución se convierte también en un
alimento para el espíritu.
Su realización me hizo descubrir que dentro
de mi mente siempre agitada e invadida por pensamientos incesantes podía
existir calma y armonía, además, esa calma le hacía bien a mi organismo pues
disminuía mis dolores musculares y cervicales provocados por el estrés,
mejoraba mi estado de ánimo y de alguna manera también clarificaba y ampliaba
mi perspectiva de la realidad.
El Tai chi es
como una poesía en movimiento, incluso los nombres de las posiciones evocan
imágenes poéticas como ‘La grulla blanca extiende sus alas’ o ‘el Anciano abre
las puertas del templo’, por poner algunos ejemplos. Aunque desde luego lo más
relevante de su práctica es que de alguna forma el vacío mental aunado al
control corporal hacen que cada una de las células, nervios, músculos, tendones
y huesos de tu cuerpo se conecten entre si y se armonicen. Descubres que todo
en ti está conectado y puede alcanzar un estado de equilibrio.
En la actualidad
existen muchos lugares donde practicar Tai chi y realizarlo créeme que te
traerá incontables beneficios. Te sigo contando mis experiencias meditativas en
la próxima edición.
[1] Una forma de arte marcial chino derivada del boxeo largo que involucra
movimientos lentos y controlados denominados posiciones y conjuntados en
‘formas’ que van de 24 a 108 movimientos. Puede practicarse a mano vacía, con
espada, sable, vara, abanico y lanza. N.A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario