Todos alguna vez hemos pasado o pasaremos por un momento complejo en nuestra existencia donde sentimos que hemos llegado a un punto de quiebre donde debemos redefinir lo que somos y lo que hacemos con ello.
A esos momentos
suele denominárseles crisis existenciales y, según los terapeutas, inicia con
una pregunta existencial como ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué sentido tiene mi
vida? Seguida de la búsqueda de respuestas para ellas y desde luego terminando
en la resolución del conflicto adoptando una nueva forma de ver y ser en la
vida.
Fue en una de esas búsquedas cuando me topé
con el libro que ahora te reseño. No recuerdo exactamente como llegué a él pero
resulta que su lectura representó un parte aguas en mi vida pues, me hizo tomar conciencia de que
en la vida el primer paso a una vida plena es tomar el control y
responsabilidad total de nuestra existencia independientemente de lo que ocurra
en el exterior.
El autor de este
libro es el Dr. Viktor Frankl, psiquiatra, escritor y creador de la
Logoterapia. Fue también prisionero en los campos de concentración nazis
durante la segunda guerra mundial y en el libro nos relata su experiencia como
prisionero y los aprendizajes que lo llevaron a plantear los principios de la
Logoterapia.
El libro se
divide en dos partes, en la primera nos relata las etapas de su internamiento
en el campo de concentración dividiéndola en tres fases: El internamiento en el
campo, la vida en el campo y después de la liberación. En la segunda parte nos
expresa los planteamientos básicos de la logoterapia.
El Dr. Frankl no
hace un recuento extenuante de sus experiencias en el campo. En su lugar, hace
una reflexión sobre el comportamiento de los prisioneros, los capos y los
guardias dentro de las peculiaridades de la existencia en el campo. Nos habla
del shock inicial que representa el internamiento, de la apatía y el proceso de
deshumanización paulatino de los prisioneros durante su estancia en el campo, incluido
un proceso de regresión, a un estado que Frankl denomina ‘primitivo’, donde tus
sueños se limitan a un baño caliente y comida.
Lo más
importante que nos deja este libro no es solamente cuestionarnos sobre los
grados de degradación y maldad a que puede llegar un ser humano, sino la forma
en que, independientemente de lo que nos suceda, contamos con la posibilidad
irrenunciable de elegir como responder a ello.
En palabras del propio Frankl: “Los que estuvimos en
campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón
consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede
que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre
se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las
libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de
circunstancias— para decidir su propio camino”.
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