viernes, 1 de mayo de 2015

Reseña: EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO por Angélica Cortés




Todos alguna vez hemos pasado o pasaremos por un momento complejo en nuestra existencia donde sentimos que hemos llegado a un punto de quiebre donde debemos redefinir lo que somos y lo que hacemos con ello.
A esos momentos suele denominárseles crisis existenciales y, según los terapeutas, inicia con una pregunta existencial como ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué sentido tiene mi vida? Seguida de la búsqueda de respuestas para ellas y desde luego terminando en la resolución del conflicto adoptando una nueva forma de ver y ser en la vida. 
 Fue en una de esas búsquedas cuando me topé con el libro que ahora te reseño. No recuerdo exactamente como llegué a él pero resulta que su lectura representó un parte aguas  en mi vida pues, me hizo tomar conciencia de que en la vida el primer paso a una vida plena es tomar el control y responsabilidad total de nuestra existencia independientemente de lo que ocurra en el exterior.
El autor de este libro es el Dr. Viktor Frankl, psiquiatra, escritor y creador de la Logoterapia. Fue también prisionero en los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial y en el libro nos relata su experiencia como prisionero y los aprendizajes que lo llevaron a plantear los principios de la Logoterapia.
El libro se divide en dos partes, en la primera nos relata las etapas de su internamiento en el campo de concentración dividiéndola en tres fases: El internamiento en el campo, la vida en el campo y después de la liberación. En la segunda parte nos expresa los planteamientos básicos de la logoterapia.
El Dr. Frankl no hace un recuento extenuante de sus experiencias en el campo. En su lugar, hace una reflexión sobre el comportamiento de los prisioneros, los capos y los guardias dentro de las peculiaridades de la existencia en el campo. Nos habla del shock inicial que representa el internamiento, de la apatía y el proceso de deshumanización paulatino de los prisioneros durante su estancia en el campo, incluido un proceso de regresión, a un estado que Frankl denomina ‘primitivo’, donde tus sueños se limitan a un baño caliente y comida.
Lo más importante que nos deja este libro no es solamente cuestionarnos sobre los grados de degradación y maldad a que puede llegar un ser humano, sino la forma en que, independientemente de lo que nos suceda, contamos con la posibilidad irrenunciable de elegir como responder a ello.
En palabras del propio Frankl: “Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino”.



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