martes, 11 de agosto de 2015

Conversaciones Internas












Por Sachi U. Maeshiro



     
 Hace poco fui a ver una película animada, que en México titularon “Intensamente”. Y uno de los divagues que desató esa peli en mi cabeza fue acerca de qué emoción domina mi mente y el por qué de ello. En la película plantean que las emociones que habitan en nosotros y que manejan nuestra mente son: alegría, disgusto, miedo, furia y tristeza. En ti, ¿cuál de estas emociones dirige tu mente? ¿En qué momentos toma la batuta una, y en cuáles otra?

También plantean que hay sucesos que por alguna razón se vuelven muy especiales y por lo mismo, nos marcan, nos determinan; esos sucesos se convierten en recuerdos muy importantes que dan lugar a nuestra personalidad. Estos acontecimientos quedan “etiquetados” por aquella emoción que dominó en esos momentos. ¿Cuáles son los recuerdos que más te han marcado en la vida?

Pienso que las emociones y los recuerdos van definiendo nuestras conversaciones internas. ¿De qué hablas contigo mismo? ¿Cuáles son los temas de conversación que con mayor frecuencia transitan en tu cabeza? Pero, ¿es esto relevante? Yo creo que sí, porque esas conversaciones definen cómo vivimos la vida. Tal vez podemos pensar que lo que nos sucede y la forma en como lo vivimos, es la verdad, que  “las cosas son como son”. No obstante, si nuestra emoción dominante es la alegría, un viaje puede representar diversión, aventura, una oportunidad de conocer nuevos amigos, unos días en los que podremos relajarnos, la posibilidad de conocer nuevas cosas muy interesantes, etc. Por el otro lado, si la emoción que predomina en nosotros  es el miedo, esa misma situación la podemos vivir como peligrosa, como un momento que nos llena de ansiedad y estrés, como algo desconocido que probablemente no sabremos manejar adecuadamente, un instante con una probabilidad alta de que salga mal, etc.

Pero, no caigamos en la trampa, no se trata, creo yo, de que todo lo vivamos con alegría. Esto también lo proponen en la película: todas las emociones son importantes y tienen un por qué de su existir. Hay que aceptar y reconocer nuestras emociones, pero no quedarnos atorados en ellas. Creo que la clave está en mantener un diálogo constante, en donde como primer paso aceptemos lo que sentimos,  y después escuchemos qué nos quiere decir esa emoción para poder dialogar con ella. Y es vital no olvidar que siempre decidimos: no se trata de negar lo que sentimos, no podemos resolver sentirnos de otra manera, sin embargo en todo momento decidimos cómo  responder  y,  con base en eso, cómo queremos construir nuestra vida.

Para lograr este diálogo saludable  necesitamos ser conscientes de nosotros mismos. Por eso ha llamado mucho mi atención la película, porque me ha ayudado a reflexionar acerca de estas emociones y de cómo moldean mis percepciones, decisiones, y por lo tanto mi vida. Es por eso que surgen esas preguntas que me hago a mí misma, y nuevamente te pregunto: ¿cuál emoción predomina en ti? ¿De qué hablas contigo mismo?

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